Feminismo y sexualidad, ¿es el freelove una cárcel?

Hace un tiempo la psicóloga Constanza Michelson dejó colgada en las redes un artículo titulado «la esclavitud de follar«. Yo lo recibí de un par de fuentes (que es la forma en que podemos medir hoy por hoy que algo es importante, por el numero de veces que le han dado a «compartir»), y yo hice lo mismo que mis referentes, lo «compartí», para luego recibir algunas respuestas a favor y otras en contra.

Hoy en día, aquello que resulta interesante, importante, o plantea un tema «movilizador», se mide en principio por lo «viral» que se vuelve (principalmente en las redes sociales, mensajes de texto, etc. pero también a través del boca a boca, en el: «¿viste el video de…?»). El término viral para describir la forma en la que se multiplican estos discursos o se comunican estos mensajes le viene muy a tono porque hoy por hoy, los mensajes importantes no inducen a pensarlos sino a multiplicarlos. Las cosas que nos inquietan no se reflexionan sino que se reproducen. No estoy  seguro si este artículo de Michelson cumple cabalmente la definición de viral, pero el que me llegara a mí por más de una fuente da fe de cierta capacidad reproductiva. Sería interesante entonces detenerse un poco y tratar de reflexionar sobre este mensaje.

¿Por qué este y no otro mensaje, por ejemplo uno más viral, para darle inicio a esta sección?. La verdad es que la viralidad de este mensaje me llama especialmente la atención no solo por su multiplicación en las redes sino porque además se ha transmitido también epidémicamente fuera de las redes llegando hasta mi consulta, tanto en el caso de consultantes mujeres como de varones, apareciendo típicamente como una especie de incongruencia entre lo que realmente quieren muchos de mis consultantes, lo que piensan que deberían querer o a lo que aspiran y el resultado que obtienen en el campo de las relaciones amorosas y de pareja, que puede coincidir con alguno de los dos anteriores pero no necesariamente, resultado que muchas veces lo logrado solo llega a caratearse con racionalizaciones que no acaban con la sensación de vacío.

En su artículo, Michelson 1 propone que la liberación perseguida y el cambio de los roles que exigía la revolución feminista ha terminado por desembocar en mujeres que se convierten, por una paradoja perversa, en la fantasía cúspide del machismo: féminas dispuestas al sexo sin exigencia previa ni compromiso posterior de ningún tipo. Sugiere la psicoanalista que en nombre de la liberación se reniega y se deja por fuera algo que la mujer traía al escenario relacional (la cercanía, la intimidad, el cuidado) y plantea así, que la mujer tanto tiempo reprimida (culturalmente) de pronto se ha liberado, pero esa libertad ha sido un poco saltar de la sartén para caer en la candela, ya que en esta nueva práctica, y bajo la aparente liberación lo que ha dado lugar es a una forma quizá más sutil aunque igual de poderosa de sujeción (Michelson lo coloca en una metáfora bastante chocante aunque quizá apropiada por lo proletaria de «pedir al empleador que nos tenía en contrato fijo una tarjeta de honorarios»). Consigue así la mujer, según la autora, en esta «liberación» una nueva domesticación exactamente igual a aquella de la que huyó solo que bajo una manifestación diferente.

Mas allá de la reproducción del mensaje en el circulo cercano de un psicólogo (reproducción esta paralela a la que se da en mi consultorio), me interesó también la respuesta inmediata de los receptores del mensaje. En las distintas páginas donde se terminó publicando el artículo había una buena cantidad de comentarios encendidos acusando a la autora de ignorante,  diciendo que en realidad no entendía nada de lo que era el feminismo y que hacía su declaración viciada desde un discurso machista (véase bien, es lo mismo que está denunciando la autora, el hecho de que las mujeres se están volviendo «machistas» al intentar liberarse del machismo). Otros inferían dificultades de orden sexual y le proponían dejar de tener sexo. Más o menos el mismo número de comentarios parecían encontrar en el articulo un deseo reprimido de casarse y le sugerían las nupcias como antídoto a su mal. Aquí ya hay varias cosas interesantes, la primera es que nadie parecía estar de acuerdo con Michelson, por lo menos con lo que decía (no hay ningún comentario a favor), y le pedían callar, aunque por otro lado muchos de los receptores del mensaje sí muestran estar de acuerdo con que el problema del que se trata esto es sexual y requiere una solución también sexual, solo se diferencian de Michelson en el sitio donde ponen el problema. En tercer lugar se genera de inmediato, y con gran fuerza, una represión a la respuesta, es decir, si el mensaje de Michelson iba orientado a señalar la posibilidad de que en ciertas estrategias de las mujeres para poder actuar como agentes libres podrían estar haciendo el juego al amo (para decirlo en términos hegelianos), la respuesta que recibe es claramente opresora, reclamándole que haga silencio y que siga la corriente. Bajo los insultos se lee un «calladita te ves más bonita», que por su carácter tan retrogrado y a la vez aparentemente progresista hace interesante el tema.

Como psicólogo, no me interesa tanto el contenido de lo planteado (que claro que me interesa), ni el grado de verdad que pueda haber en él. Los psicólogos nos diferenciamos de los filósofos en que no estamos tan interesados en el conocimiento puro o en la llamada Verdad, como en el sentido (en principio simbólico y emocional) que algo tiene para una persona (o un colectivo). Entonces mis preguntas frente a lo que plantea este articulo son: ¿es esto realmente un problema? y de serlo ¿eso significa que estamos definidos por nuestra sexualidad y la forma en la que la ejercemos?, y en todo caso ¿qué dice esto de nosotros mismos?.

Un carácter más de lo viral es su rapidez. El mensaje viral se metaboliza y eyecta a velocidades de vértigo. La velocidad de contagio se equipara a la de expulsión del sistema que siempre retrasado en su ingesta de nuevos mensajes no tiene posibilidad de detenerse en una idea en particular 2. La idea de este foro, es precisamente entonces enlentecer el virus y procesarlo. Una manera de desarrollar defensas, es decir, vacunarnos contra este virus, es desacelerar su contagio, metabolizarlo, entenderlo y hacer nuestra red cognitiva más fuerte. El objetivo final no es entonces resolver el asunto que se trata, en este caso el tema de la sexualidad y la feminidad contemporáneas, sino cambiar la forma en la que lo pensamos (un poco siguiendo el postulado junguiano que dicta que antes de tratar de cambiar el inconsciente, el objetivo del análisis debe ser el de cambiar la actitud de la consciencia con respecto a esos contenidos del inconsciente).

Como sucede en realidad con todo análisis que se proponga de un tema (incluido el análisis de los sueños, trabajo típico de los psicólogos), hay miles de sentidos o perspectivas desde el cual abordarlos, entenderlos y recrearlos. Al tiempo que adquiere forma este foro, y se va dilucidando la mejor manera de desarrollar las vacunas, desarrollaré diferentes perspectivas desde las cuales abordar este primer tema propuesto.

Al final de esta entrada dejaré, aparte del espacio para comentarios, que será la forma más directa de participación en estos foros, un formulario de contacto desde el que podamos intercambiar ideas y hacer propuestas (este ha sido el canal preferido hasta ahora).

David Alfonzo

FotoDavidCirculo


Dejo aquí nuevamente el link a el artículo que dio inicio a este foro de discusión, puedes leerlo y luego regresar aquí para dejar tus impresiones

La Esclavitud de Follar 


Participa en este foro rellenando este formulario de contacto:

[contact-form][contact-field label=»Nombre» type=»name» required=»1″ /][contact-field label=»Email» type=»email» required=»1″ /][contact-field label=»Dirección Web (si tienes una)» type=»url» /][contact-field label=»Comentario al foro» type=»textarea» required=»1″ /][/contact-form]


  1.  la psicóloga meses después a la salida de su articulo publicaría un libro llamado «cincuenta sombras de Freud» en el que trata sobre el devenir de las relaciones sentimentales y sexuales de nuestro tiempo. propongo el caso de las mujeres, pero aunque con menos dificultades se plantea también la situación con los hombres que se ven presentados con una mujer que creen que quieren que no coincide con la que realmente desean para sí 
  2.  Hace un tiempo hice una publicación en la que sugería que el grupo de niños diagnosticados con ADHD, grupo que ha aumentado de manera exponencial en los últimos años llegando a puntos donde hasta el 25% de los niños de un salón podían se acreedores de esta etiqueta diagnóstica, estaba formado en realidad por una pequeña proporción de niños con dificultades constatables, que manifestaban fallas atencionales relacionadas con una comunicación disfuncional entre áreas del cerebro y otra gran mayoría de niños que sencillamente eran más «sensibles» a las formas en que las nuevas tecnologías, las de comunicación incluidas, nos enseñan a consumir, digerir y pasarnos información entre nosotros, esto con las estrategias cognitivas correlativas. La hipótesis a contrastar detrás de esto es la de que en realidad una gran mayoría de los niños identificados como con Deficit de Atención, en realidad son niños que muestran una mayor capacidad adaptativa o han sido sometidos de manera más intensa a los estilos de procesamiento de información de nuestra época, estilos estos generados por las nuevas herramientas tecnológicas a disposición (este tema puede ser uno sobre el que verse otro foro en el futuro) 

Un comentario en “Feminismo y sexualidad, ¿es el freelove una cárcel?”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *